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Orgullo Gay

Anthony Perkins, icono LGTBI del cine clásico de terror

Autor: Antonio Jose Vicente
Fecha de publicación: 8 marzo, 2021

Hollywood es un universo en sí mismo, una especie de lugar de ensueño donde todo parece fastuoso, espectacular y bellísimo, aunque en el fondo sabemos que no es así, y que estamos viendo el escenario de una gran superproducción, tanto en la pantalla como fuera de ella. Los actores y actrices que triunfan en dicho escenario saben cómo adherirse a las normas que las grandes productoras imponen. Los deseos de esas enormes empresas son los que llevan a la cima o a la decadencia a esas estrellas que parecían estar destinadas a hacer cosas grandes, pero se quedan a mitad de camino, o esos actores que no tienen talento suficiente, pero son apoyados una y otra vez tanto por el público como por el propio establishment de Hollywood. Los tiempos han cambiado mucho y la situación es hoy en día mucho más abierta en todos los sentidos, pero eso no quita que los ecos de algunas tristes historias nos sigan resonando.

El colectivo LGTB, hoy totalmente normalizado en el cine comercial estadounidense, se pasó años sufriendo una auténtica caza de brujas, un ninguneo absoluto por parte de los grandes estudios que, como la propia sociedad norteamericana, se negaban a asumir que este tipo de personas pudieran tener relevancia en su discurso. Personas tan normales como cualquiera, cuyo único delito era tener una orientación sexual diferente al resto. Prácticamente nadie se atrevía a desvelarlo una vez que estaba en Hollywood, aunque con el tiempo se han conocido numerosos casos de actores y actrices que tuvieron que vivir dobles vidas para que su gran secreto no saliera a la luz. Uno de los más reconocidos es Anthony Perkins, el inolvidable Norman Bates, que tuvo que ocultar sus tendencias bisexuales durante casi toda su carrera para no comprometer su propio trabajo, en una época en la que las cosas no eran tan sencillas como lo son hoy por hoy.

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Inicios de Anthony Perkins en el cine

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Anthony Perkins tuvo la fortuna de nacer en  una familia relacionada con el mundo del cine, ya que su padre, a quien perdió con cinco años, también era actor. El debut del joven Perkins se produjo en el año 1953, cuando tan solo contaba con 21 años, y por todo lo alto, en la película The Actress junto a dos estrellas como Jean Simmons y Spencer Tracy. Su segunda película, Friendly Persuasion, le llevó a obtener una nominación para el Oscar, lo que también ayudó a despegar su carrera en la segunda mitad de los cincuenta. En aquella época participó en películas importantes tanto en Estados Unidos como en Europa, con jóvenes estrellas como Sofía Loren, Audrey Hepburn o Jane Fonda. Incluso tuvo tiempo para dedicarse a su otra gran pasión, el teatro, participando en varias obras de Broadway antes de llegar al estrellato masivo de la mano del británico Afred Hitchcock.

Norman Bates, su personaje más recordado

En 1960, Perkins dio un giro sorprendente a su carrera protagonizando el thriller de terror Psicosis, bajo la dirección del genio Alfred Hitchcock. La película se convirtió en todo un fenómeno desde su estreno, ya que presentaba novedades importantes en lo que al género de terror se refiere, como la muerte de la supuesta actriz protagonista en la mitad del metraje, y los continuos giros de guión que culminan con la sorprendente conclusión final, donde Perkins se revela como el verdadero protagonista de la pelicula. A pesar de su increíble interpretación, el actor no recibió en esa ocasión nominación alguna a los Oscars, pero quedó para siempre grabado en las pupilas de los amantes del incipiente género del terror psicológico que hoy, sesenta años después, le siguen considerando como todo un icono en el mismo. No son los únicos, como veremos ahora…

Vida privada

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Perkins llevó una vida aparentemente tranquila y “normal” de puertas para afuera mientras triunfaba en Hollywood. Jamás llegó a desvelar su bisexualidad, y afirmó haber sido homosexual prácticamente hasta los treinta años, momento en el que conoció a la actriz Victoria Principal. Mantuvo relaciones tanto con  hombres como con mujeres, aunque acabó casándose con una de ellas, Berry Berenson, en 1973. De aquella relación nacieron dos hijos, Oz y Elvis, el primero actor y el segundo cantautor. Perkins falleció en 1992 después de sufrir una neumonía que se complicó por ser seropositivo. Trágicamente, su viuda falleció una década después, en uno de los vuelos del 11 de septiembre en Estados Unidos. Para entonces, Perkins ya era toda una leyenda, y su historial sexual había sido plenamente desvelado años atrás.

La homosexualidad de Anthony Perkins

Aunque muchos consideran que Anthony Perkins era realmente homosexual y solo se casó con Berry Berenson por “mantener las apariencias”, lo cierto es que el propio actor se consideraba bisexual, ya que había tenido relaciones con hombres y mujeres indistintamente. De hecho, Perkins reconocía, ya al final de su vida, que él mismo había pensado que era gay hasta que conoció a Victoria Principal, cerca de sus treinta años, una mujer con la que mantuvo un idilio intenso, y que le abrió la mente a nuevas opciones amorosas. Hasta ese momento, la vida sexual de Perkins se había limitado a relaciones homosexuales, algunas de ellas con personajes muy célebres de su tiempo.

En la década de los cincuenta, y poco después de debutar en la gran pantalla, Perkins se relacionó con gente del mundillo, como el actor Tab Hunter o el mítico galán de Hollywood Rock Hudson. Aquellas relaciones, por supuesto, eran ocultadas a la luz pública, ya que supondrían un gran escándalo de haberse reconocido. Perkins también mantuvo un idilio con el bailarín Rudolf Nureyev antes de conocer a Principal, la mujer con la que pasaría unos felices años durante los sesenta, para luego casarse con Berry Berenson, su amiga dela escuela, con la que formó una familia de verdad. Perkins llegó a rechazar su propia condición y se sometió a brutales terapias psicológicas para “enderezarse”, algo que jamás le sirvió, obviamente. Solo reconoció su condición a través de un comunicado póstumo, en el que desvelaba sufrir SIDA, una enfermedad intrínsecamente relacionada en aquellos tiempos a ser homosexual.